Quizás no pueda decirte nada
del murmullo que en la noche calma
asomó a nuestra puerta
con un triste canto sin esperanza.
¡Qué fuerza, qué animo yo quisiera!
El árbol resiste cuando cae la tormenta
con azotes de lluvia y vientos,
cuando pasan las estaciones secas y largas.
El árbol reposa con sereno luto por las hojas muertas
hasta que su savia buye de nuevo.
La vida respira el vacío cósmico llena de cosas
que pasan tristes y hermosas
a través de nuestros ojos para adherirse al alma.
Quisiera ser como el árbol es fiel a su naturaleza
hasta que el fuego lo abrasa.
Como la ceniza que se traga la tierra,
como el agua que brota para despertar
de su letargo a las pequeñas semillas
que renuevan la vida.
Al tio Pepe
Jam. Medianoche del 30 octubre 1980
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