martes, 28 de diciembre de 2010

De la muerte


Quizás no pueda decirte nada

del murmullo que en la noche calma

asomó a nuestra puerta

con un triste canto sin esperanza.


¡Qué fuerza, qué animo yo quisiera!


El árbol resiste cuando cae la tormenta

con azotes de lluvia y vientos,

cuando pasan las estaciones secas y largas.


El árbol reposa con sereno luto por las hojas muertas

hasta que su savia buye de nuevo.


La vida respira el vacío cósmico llena de cosas

que pasan tristes y hermosas

a través de nuestros ojos para adherirse al alma.


Quisiera ser como el árbol es fiel a su naturaleza

hasta que el fuego lo abrasa.

Como la ceniza que se traga la tierra,

como el agua que brota para despertar

de su letargo a las pequeñas semillas

que renuevan la vida.


Al tio Pepe

Jam. Medianoche del 30 octubre 1980

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